domingo, 12 de abril de 2009

Desaparecieron miles de libros de biblioteca de Carora



Intelectuales larenses preparan un acto de desagravio a don Chío Zubillaga por el rescate de sus obras

Las bibliotecas venezolanas siguen siendo noticia, lamentablemente, no por enriquecer sus colecciones o ampliar sus servicios...
Barquisimeto
La Biblioteca Pública Riera Aguinalde, de Carora, se convirtió en foco de atención durante la última semana de marzo cuando circuló por Internet una información según la cual se habían incinerado 3.000 libros que estaban bajo custodia de la institución. La versión indicaba que estaban desactualizados e infectados de polillas y que entre los documentos destruidos se encontraban colecciones de la revista El Cojo Ilustrado, además de libros de la colección personal de don Chío Zubillaga. A los pocos días se supo que los libros no estaban contaminados y que tampoco habían sido incinerados. Están desaparecidos.
El coordinador de la Casa Chío Zubillaga, de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, el poeta Jesús Enrique León, explicó que en 1999 solicitó, en nombre de la institución que representa, que la Biblioteca Riera Aguinagalde, cediera en calidad de comodato los libros que habían pertenecido a Zubillaga.
"Se lo solicitamos a Judith Verde, quien era la directora de la biblioteca. Allí había aproximadamente 219 libros de don Chío, algunos con notas marginales y otros con firmas y rúbricas, que él había regalado y formaban parte de la colección. También había libros de Ambrosío Perera, intelectual caroreño, antagonista de las ideas de Zubillaga. Ninguno de estos textos está en la biblioteca”, dijo León. “Es cierto que los libros no estaban en buenas condiciones. Por eso los pedimos, pero nos dijeron que eran bienes nacionales y que no podían ser trasladados. Doy fe de que los libros estaban allí, porque trabajé con ellos”, manifestó.
León recordó que según la antigua directora de la biblioteca los libros fueron donados a la población de El Coyón, caserío cercano a Carora, mediante un procedimiento administrativo.
Eylen Sorelis Jiménez, ex directora de la Biblioteca Pío Tamayo, desmintió que los libros hayan sido quemados. Comentó que ciertamente había unas cajas que contenían libros, pero de texto. “Ninguno de ellos pertenecientes a alguna colección histórica. Eran ejemplares de matemáticas, lenguaje, ciencias, revistas, muchos de ellos repetidos; el material fue donado a la Biblioteca Pública La Pastora”, dijo. Agregó que los textos de Chío Zubillaga se encuentran bajo el respaldo y custodia de sus familiares y no en la Biblioteca Riera Aguinagalde.



Para Jesús Enrique León, quien tenga los libros debe devolverlos porque se trata de un material calificado como incunable. “El libro como objeto de colección y de resguardo de la historia debe ser protegido. Llamo a la conciencia de la gente, de quienes tengan los ejemplares, porque esas publicaciones existieron en la biblioteca. Yo los vi, los hojeé y los trabajé y por eso les pido que sean devueltos”.
Insistió en que el caso de los libros de la Riera Aguinagalde no debe verse como un problema político. “No es correcto que la oposición diga que los libros fueron quemados. Creo que se trata de un desliz administrativo porque en la biblioteca no quedaron registros del expurgo que se hizo. Los libros fueron sacados de allí y creo que quien los tiene no tiene idea de su exacto valor. Por quienes esperan que haya un pronunciamiento oficial: si los libros no existieron se quedan con ellos; si fueron quemados, también se quedan con ellos. En ambos casos es grave porque si desaparecen estos ejemplares se está cometiendo un atentado contra la historia”, insistió León.
Algunas fuentes comentan que los libros están en algunas casas, otros en casas comunales. Otra versión da fe que el cronista de Carora, Luis Eduardo Cortés Riera, rescató de una casa comunal cerca de 500 libros que pertenecen a la biblioteca personal de Ambrosio Perera, y algunos ejemplares de la colección de don Chío Zubillaga.
Juan Páez Ávila, ex director de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela, manifestó en un desagravio público a Chío Zubillaga que los intelectuales caroreños darán a conocer su posición sobre el caso de los libros de la Biblioteca Riera Aguinagalde. “En una reunión con el coordinador de la Casa de Chío Zubillaga, Jesús Enrique León, el presidente de la República (literaria) de Guamure, Armando León, la artista plástica Úrsula Rey y el poeta y editor Julio Bolívar, acordaron publicar un documento firmado por todos los venezolanos defensores del patrimonio cultural de la nación, y realizar un acto de desagravio a Chío Zubillaga. Esta propuesta será fortalecida por una iniciativa surgida por Américo Martín al poeta Fausto Izcaray”.
Cecilio Chío, Zubillaga fue periodista, historiador y agricultor. Nació en Carora, estado Lara en 1887. En 1910 fue diputado de la Asamblea Legislativa de Lara y llegó a ser presidente de esa cámara. En 1912 consiguió una sólida reputación literaria dentro del mundo cultural de la época. En 1913 fue designado presidente del Club Torres de Carora y se desempeñó en la secretaría de la prefectura del Distrito Torres. Fue fundador de importantes agrupaciones como la Sociedad Patriótica Ezequiel Zamora, las Jornadas Culturales, el Salón de Lectura de Carora. Viajó en dos oportunidades a Europa e hizo amistad con intelectuales como Miguel de Unamuno y Ortega y Gasset. Fue miembro de la Academia Nacional de la Historia en representación del estado Lara. Murió en Carora el 25 de julio de 1948 y en 1985 fue declarada como Monumento Histórico Nacional la Casa Natal de don Chío Zubillaga, en esa localidad larense.

Marlenis Castellanos
El Nacional, domingo 12 de abril de 2009

1 comentario:

Miguel dijo...

Realmente me llena de tristeza que se haya cometido semejante acto tan abominable en contra de un personaje que aportó intelectualmente al Estado Lara y la influencia que podría seguir teniendo en los trabajos de investigación que se pueden realizar a sus obras. Soy un profesional de la información y me molesta saber que en las bibliotecas del país no se tenga el cuidado de poner en la gerencia de estas instituciones documentales profesionales acreditados en el área, sin embargo tengo entendido que en la red de biblioteca pública cuenta con un gran número de profesionales que pudieron haber tenido voz y voto para evitar semejante crueldad en contra de la historia, sin embargo habría que analizar si quienes dirigen las bibliotecas adscrita a esta red realmente saben escuchar, no obstante hay procedimientos prácticamente universales para proceder en el momento de expurgar los documentos y por lo que se puede apreciar no tuvieron ni la más mínima intención de indagar de cuáles pueden ser esos procedimientos y aún más triste es saber que no hayan registros de los mismos, me pregunto conocen los procesos de catalogación y clasificación y que, de los mismos se generan los catálogos? y que entre unos de ellos se encuentra el topográfico?