miércoles, 22 de diciembre de 2010

El nuevo Ebenezer Scrooge venezolano

Desde niña me gustó en particular, de los cuentos de Navidad de Dickens, el de Ebenezer Scrooge. Es un hombre de corazón duro, egoísta, avaro, al que le disgusta la Navidad, los niños o cualquier cosa que produzca felicidad. Dickens lo describe de esta manera: "El frío de su interior le helaba las viejas facciones, le amorataba la nariz afilada, le arrugaba las mejillas, le entorpecía la marcha, le enrojecía los ojos, le ponía azules los delgados labios; hablaba astutamente y con voz áspera".
Ese hombre pudo, a través de los fantasmas de las navidades pasadas, presentes y futuras cambiar no solo su vida, sino la vida de las personas más cercanas a él.
Lloro siempre al leer ese cuento emocionada porque creo en la bondad, en el ser humano, en los mejores sentimientos de la Navidad y creo firmemente en el cambio de Ebenezer Scrooge...

Estamos en presencia de un nuevo Scrooge en Venezuela, pero uno que a pesar de todo lo que hace sufrir desde las navidades de hace más de 11 años, no para, no reacciona, no entiende, no recapacita. Un hombre con un resentimiento tan grande que no le permite ver lo feliz que pudiera ser, si hubiera hecho lo que esperábamos por todo un país que confió en él y que ahora lo adversa. Un hombre que merece ser visitado por los fantasmas de la Navidad, pero no puedo afirmar que vaya a cambiar de parecer, sino que seguirá destruyendo uno de los países más hermosos del mundo.

Podría haber pasado a la historia de otra forma, Ebenezer Scrooge, pero será el único con el desmérito de haber acabado completamente con todas las riquezas de un país y como el presidente que más odia la Navidad. Dios lo perdone porque Venezuela no lo hará nunca.

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